Puede que seamos de los que prefieren ocupar las bancas del fondo en nuestra iglesia, o esas que están cerca de la puerta para huir apenas termina la reunión…
Puede que, a la hora de escuchar el mensaje, estemos pensando a quién le vendría bien esa palabra. O seamos de los que tenemos una vida mucho más ocupada que la de los demás a la hora de las convocatorias para los ministerios…
Quizás somos de los que hace tanto tiempo que concurrimos a una congregación, que la verdad es que ya no hay nada nuevo bajo el sol y hay poco más que podamos aprender. Es que tenemos muchos años de creyentes y de experiencia…
¿Somos los del fondo del salón?...